En Argentina, solo la mitad de los y las estudiantes termina el tramo educativo obligatorio. Hay un derecho que no está siendo garantizado para la mitad de la población y que reproduce desigualdades en el mediano y largo plazo, además de afectar a las posibilidades de desarrollo socioeconómico de la sociedad en su conjunto. La experiencia de ser estudiante en Argentina es muy diferente según el nivel de ingreso de las familias de origen y la zona de residencia. La motivación de las y los estudiantes para terminar la escuela está muy afectada por la escasa articulación del sistema educativo con el mercado de trabajo, lo que afecta el desarrollo de las capacidades juveniles, las oportunidades laborales futuras, así como las posibilidades de experimentar una vida valiosa. El proceso de formación de las capacidades de las juventudes se completa y especializa en el mercado laboral, por lo que la transición desde el sistema educativo hacia el mundo del trabajo es un aspecto clave en los procesos de conformación y acumulación de capital humano, así como para el desarrollo del país.
El desarrollo de las capacidades juveniles es fundamental para apalancar el crecimiento socioeconómico con equidad. En este sentido, es impostergable enriquecer la experiencia escolar en el nivel secundario a través de la consolidación de aprendizajes significativos, la incorporación de saberes vinculados con el mundo del trabajo y la utilización de las tecnologías digitales cuando fuera posible; reducir el abandono escolar mediante el fortalecimiento de dispositivos para el acompañamiento de las y los estudiantes; y restituir las trayectorias escolares de quienes abandonaron el nivel secundario antes de finalizarlo por medio de intervenciones que contribuyan a su formación en habilidades laborales y a su vinculación con el mundo del trabajo.